Recuerdo tus palabras de vez en cuando... más por lo que me llenabas que por lo que me haces sentir. Recuerdo tus ojos escudriñándome, mientras las olas del mar llegaban a la orilla. Recuerdo el sonido de tus pasos alejándose mientras yo cogía un autobús. Recuerdo el derroche de sentimientos que me hicieron echarte de mi círculo de intenciones.
Noto la intensidad de tu sombra en mi interior... y la encierro en su mundo. No debe salir. Noto la irradiancia de mis ganas de arroparte... y las echo a los leones. No debe trascender. Noto la inmensidad de mi pena por estar lejos de ti... y la dejo ir. No debe acurrucarse aquí.
Mentiría si dijese que mi memoria no te visualiza con asiduidad. Mentiría si dijese que no tengo nada que decirte. Mentiría si dijese que ya nada me une a ti...
Y por no mentirte tanto, ni tan seguido, te miento diciéndote que no quiero hablar contigo, que no me encuentro a gusto. Y por no volver a dejar mi orgullo por los suelos, me callo y no te cuento los sueños que mis ratos muertos tienen contigo. Y por no ser yo misma y no dejar así que vuelvas a hablarme con ese tono de superioridad, dejo pasar el tren otra vez... una de tantas... convirtiendo nuestra relación en esta estación fantasma, en la que ni la lluvia se detiene.
Una de esas estaciones por las que cuando pasas cierras los ojos. Uno de esos lugares de los que prefieres no recordar su luz. Una de esas atmósferas de las que prefieres no añorar su olor.
Tú eres para mí polvo de estrellas... que se ha quedado en mis poros y que al recibir los rayos del sol brilla. Polvo que cuando me muevo muy rápido se desprende y deja un halo por dónde he pasado. Polvo... de ese que no se ve, pero está.
Noto la intensidad de tu sombra en mi interior... y la encierro en su mundo. No debe salir. Noto la irradiancia de mis ganas de arroparte... y las echo a los leones. No debe trascender. Noto la inmensidad de mi pena por estar lejos de ti... y la dejo ir. No debe acurrucarse aquí.
Mentiría si dijese que mi memoria no te visualiza con asiduidad. Mentiría si dijese que no tengo nada que decirte. Mentiría si dijese que ya nada me une a ti...
Y por no mentirte tanto, ni tan seguido, te miento diciéndote que no quiero hablar contigo, que no me encuentro a gusto. Y por no volver a dejar mi orgullo por los suelos, me callo y no te cuento los sueños que mis ratos muertos tienen contigo. Y por no ser yo misma y no dejar así que vuelvas a hablarme con ese tono de superioridad, dejo pasar el tren otra vez... una de tantas... convirtiendo nuestra relación en esta estación fantasma, en la que ni la lluvia se detiene.
Una de esas estaciones por las que cuando pasas cierras los ojos. Uno de esos lugares de los que prefieres no recordar su luz. Una de esas atmósferas de las que prefieres no añorar su olor.
Tú eres para mí polvo de estrellas... que se ha quedado en mis poros y que al recibir los rayos del sol brilla. Polvo que cuando me muevo muy rápido se desprende y deja un halo por dónde he pasado. Polvo... de ese que no se ve, pero está.
Me encantan todas las canciones que pusiste en el post.Odio recordar el tono de algunas conversaciones.De superioridad sabes que nada...
ResponderEliminarEste blog quizás te guste.
http://laprincesainca.blogspot.com/
Cuídate !
Un beso.
Sólo tú podías estar despierto a estas horas :) Y tu superioridad es lo que más me mata... ya lo sabes...
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