La perspectiva es el punto en el camino desde el que te giras para ver lo que ya has caminado. La perspectiva es el trozo de plástico con el que te deslizas nieve abajo, alejándote de aquel momento en el que tú eras la protagonista de una película de numerosos desengaños amorosos, esa protagonista que hablaba y pensaba sin actuar y a la que todo le salía bien. La perspectiva es el punto de referencia de tu sistema internacional.
Cada reacción es aceptada por nosotros mismos en un momento y en un lugar determinados, rodeada de unas circunstancias específicas que la respaldan. Todo ese entorno es sobre el que nos apoyamos para reafirmar nuestra creencia de que “estamos en lo correcto”. Es la subjetividad quien, en su esencia pura, nos permite tomarnos las licencias que nos tomamos frente a otros seres humanos, amparándonos en nosotros mismos y en lo que sentimos y vivimos.
Pero nuestra realidad, aquella que sólo nosotros conocemos y que digerimos día a día, abarca más allá de nuestra persona, tiene consecuencias y, con frecuencia, no somos capaces de visualizarlas hasta que sus efectos ya son inapreciables, no somos capaces de reaccionar hasta que la herida es tan profunda que la verdadera cicatriz ni se ve.
Todo esto, todas las pinceladas de lo recorrido que vemos en nuestro giro de 360º cada vez que nos disponemos a recordar, son pedacitos de situaciones que forjan nuestras circunstancias, pedacitos que nos conforman y que, muchas veces, aunque no los relacionamos, son los causantes de nuestra actitud diaria.
Pensar que las pinceladas pueden ser modificadas, corregidas o perfiladas, no es más que pensar en revolver el pasado, en cambiar los colores de nuestra paleta de antaño por los que tenemos en la paleta actual… lo que supone una contradicción en sí misma, teniendo que cuenta que nuestro colores presentes han sido alcanzados después de haber probado previamente con las paletas erradas.
Los lienzos acabados deberían poder colgarse, formando un gran rompecabezas gigante en el que, al verlo con perspectiva, sólo podemos destacar aquellas pinceladas que cada paleta presente logra contrastar con las anteriores. Porque no todas las pinceladas son igual de importantes dependiendo en qué momento son visualizadas, y porque no todas las pinceladas toman la misma importancia dentro de un conjunto orquestado.
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